MUESTRA V
Análisis de fragmentos. Conceptos
fundamentales en Didáctica de L2
Fragmento 1. Nuestros intercambios comunicativos
[…] son característicamente, por lo menos en cierta medida, esfuerzos de
cooperación; y cada participante reconoce en ellos, en cierto grado, un
propósito o conjunto de propósitos comunes, o, por lo menos, una operación
aceptada mutuamente […] En cada fase, algunos posibles movimientos
conversacionales serían rechazados por ser conversacionalmente inapropiados.
Podríamos, pues, formular un principio general aproximativo que se espera que
sea observado por los participantes (en igualdad de circunstancias), es decir:
haga que su contribución a la conversación sea la requerida, en cada frase que
se produzca, por el propósito o la dirección mutuamente aceptados del
intercambio comunicativo en el que está usted involucrado” GRICE, P. (1975)
“Logic and conversation”. En P. Cole y J.L. Morgan (eds.): Syntax and
Semantic. Speech Acts. Nueva York: Academic Press, página 45.
En el marco de la
didáctica de LE, este primer fragmento se encuentra orientado al principio de cooperación, el cual propone que los
hablantes deben establecer un intercambio de códigos lingüísticos para mantener
una conversación y cumplir con el objetivo de la interacción. Este principio,
sugerido originalmente por Herbert Grice, filósofo del lenguaje, propone las siguientes
máximas:
· Máxima de cantidad: se
relaciona con proporcionar cierta cantidad de información posible, teniendo en cuenta que
esta información debe ser justa, es decir, no dar más detalles de
los requeridos.
· Máxima de calidad:
la contribución debe ser verdadera. Por lo tanto, el interlocutor no debe
proporcionar información de la cual no esté seguro · Máxima de relevancia: el
aporte debe ser relevante
·
Máxima de manera: el interlocutor debe evitar información ambigua, debe ser
breve y ordenada. En este fragmento a analizar, el autor hace hincapié en las
interacciones comunicativas y cómo estás deben darse
dentro de un marco social donde haya un intercambio de códigos lingüísticos
entre los interlocutores.
Esta interacción entre
los interlocutores es una cooperación que se debe dar con el fin de mantener
una conversación. Sin embargo, Grice recomienda que esta
conversación debe fijar unos parámetros, es decir, que los participantes
hagan contribuciones adecuadas, para que la interacción comunicativa cumpla con
su objetivo. Gracias al planteamiento del principio de cooperación y sus máximas,
tanto los profesores como los estudiantes pueden desarrollar mejores
habilidades comunicativas para hacer esta competencia efectiva.
Fragmento 2. La primera razón que me ha impulsado
a querer publicar este libro ha sido la persistente manera caricaturesca con
que se habla de "todo eso de lo comunicativo"; y que a menudo se
presenta como una aproximación a la enseñanza de lengua que se opone a la
gramática y a la literatura e incluso a la expresión escrita en general. Esta
presentación sesgada de lo denominado comunicativo, que suele ser visto como
una mera práctica de diálogos breves que a menudo caen en el
puro costumbrismo e intentan al mismo tiempo
ilustrar una estructura bien definida de antemano, es una lamentable
simplificación. LLOBERA, M. (coord.) (1995) Competencia comunicativa.
Documentos básicos en la enseñanza de lenguas extranjeras, Madrid: Edelsa,
página 5.
La
competencia comunicativa tiene sus orígenes con Chomsky en los años 60,
donde hace los primeros aportes a esta competencia e introduce los elementos
competencia-actuación. No obstante, Hymes hace un estudio más
profundo y presenta un nuevo concepto de competencia comunicativa: “la
capacidad de producir e interpretar mensajes de forma interpersonal en un
contexto determinado” (Hymes, 1971. Citado en Ruhstaller & Lorenzo, 2004). Hymes también establece
cuatro componentes subyacentes a la competencia comunicativa: competencia
lingüística (conocimientos morfológicos, sintácticos, fonológicos) competencia
sociolingüística (registros, reglas socioculturales) y competencia estratégica
(elementos verbales y no verbales) y discursiva (cohesión y organización del
texto). Más adelante, Canale propone un marco
teórico para estas competencias y ahonda en sus descripciones.
Savignon, en 1983, definió la
competencia comunicativa como un concepto dinámico que depende de la
negociación del significado entre varios hablantes. Con esta nueva definición,
ya se empiezan a sugerir tareas dentro del aula
que lleven a los estudiantes a interactuar con sus compañeros y darle un uso
significativo a la lengua. Con el ánimo de seguir enriqueciendo la teoría de la
competencia comunicativa, J. Van Ek en 1986 (citado en Ruhstaller & Lorenzo, 2004)
introduce la competencia social y cultural. No obstante, el Marco Común Europeo
para las lenguas incluye las competencias. Hoy en día, Brachman (1990) presenta una de
las teorías más completas para comprender mejor la competencia comunicativa y
establece una estructura diferente para hablar de estas. A diferencia de los
otros autores, él considera que la competencia estratégica no es un elemento
propio de la competencia comunicativa. No obstante, Brachman sostiene que la
competencia estratégica es la capacidad metacognitiva en la que se apoya la
adquisición de la lengua.
En cuanto a la importancia para diferentes ámbitos en la
enseñanza de ELE, se puede establecer que la competencia comunicativa podría
resultar como un elemento de gran importancia para el diseño de material,
particularmente al momento de elaborar diálogos. En estos, se podría incluir la
gramática para demostrar que existe una correlación entre ambos conceptos y así
trabajar ambos en el aula de clases. Por otra parte, la competencia
comunicativa también es de suma importancia para la formación de profesores,
quienes necesitan aprender la teoría de la competencia comunicativa para así
desempeñarse en el aula.
Como grupo sostenemos
que el autor se expresa con cierta ironía al utilizar las comillas y la palabra
caricaturesca. Adicionalmente, consideramos que la intención del autor es
representar la visión sesgada, o superficial, que muchos académicos y
estudiantes podrían tener en cuanto a la competencia comunicativa (algunas
veces producto de la falta de formación). Finalmente, queremos resaltar que, si
bien existe la creencia errónea que la competencia comunicativa excluye la
gramática, la verdad es que estos conceptos no están desligados, sino que la
gramática también está incluida dentro de la competencia comunicativa y lo que
varía es la forma en la que se enseña.
Reflexión
Por
último, la muestra que he escogido hace referencia a la asignatura de Conceptos
fundamentales en didáctica L2. Para esta actividad debía analizar algunos
fragmentos usando la teoría que habíamos visto en clase. Esta asignatura, de
manera particular, ha sido de mucho contenido teórico y es precisamente este
aspecto de la formación que me ha dado herramientas para ahondar en el quehacer
pedagógico y ponerlas en práctica. Me pregunto con frecuencia: ¿Qué hacer con
tanta teoría? Y ¿Cómo ponerla en práctica? Pues bien, una de las teorías que ha
reforzado estos cuestionamientos anteriores ha sido el principio de cooperación
y las máximas conversacionales de Paul Grice. Después de haber estudiado toda
esta información,
cabe resaltar la importancia del principio de cooperación y sus máximas en el
aula de clase, pero esta vez desde la perspectiva del profesor. La
comunicación, entendida como un intercambio de códigos lingüísticos entre dos
interlocutores, debe ser clara, precisa, relevante y verdadera. De ahí que la
interacción entre profesor y estudiante cumpla estas características para que
el mismo estudiante pueda recibir un mensaje lo suficientemente claro que lo
lleve a tener una mayor comprensión e interacción en la comunicación. Sin duda
alguna, ha sido para mí un concepto significativo el principio de cooperación,
porque va más allá de unos simples postulados. Y son justamente estos
postulados que se dan de manifiesto en el aula de clase para que yo pueda
comprender como debe ser el intercambio lingüístico entre los alumnos y el
docente. Por ejemplo, usando palabras o expresiones acordes al nivel del
estudiante, evitar información irrelevante, no extenderse en el discurso y perder
el interés de los aprendientes o saturarlos con información. Así mismo, el
profesor debe acudir a elementos paralingüísticos, es decir,
gestos, cambio en el tono de voz, mejor vocalización, incluso pausas en ciertos
momentos que ayuden al estudiante a tener una comprensión más efectiva en la
conversación y a estar más atentos al discurso del profesor y no perder el
hilo. De esta forma, se puede
decir, que, por medio del uso adecuado de estas claves conversacionales en el
aula de clase, el estudiante puede interpretar acertadamente lo que el profesor
quiere transmitir y así evitar confusiones y malinterpretaciones en el mensaje.
Por tanto, se mantendría un empleo constante de la segunda
lengua en clase.
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